martes, 11 de mayo de 2010


La sencillez en los ingredientes es la característica principal de la cocina malagueña, rasgo que, sin embargo, no es sinónimo de pobreza gastronómica. Muy al contrario, los platos de esta región son tremendamente variados y sanos, algo que no es fruto de la casualidad, sino el resultado que se obtiene al emplear unas materias primas de primera calidad: aceite de oliva, -la base de esta cocina y de la dieta mediterránea-, verduras, frutas, carnes y, sobre todo, pescado.

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